El riguroso aislamiento en los hogares y la pulverización del ingreso obligaron a ajustar las finanzas domésticas. Y así la realidad de la cuarentena tuvo un correlato poderoso en el uso de la tarjeta de crédito: la financiación se hundió $ 10.000 millones, tras haber retrocedido ya $ 5.200 millones en abril.
Y esto pese a las medidas oficiales tomadas para aliviar la carga financiera. Desde refinanciación de los saldos que vencieron a fines de abril en 12 cuotas (con 3 meses de gracia) hasta la ampliación de los rubros alcanzados por el programa “Ahora 12” y el establecimiento de una tasa máxima en 43% (70% de costo financiero total).
«El gasto algo se recuperó aunque no a los niveles precuarentena. Estamos todavía un 20 % abajo pero llegó a caer 50 %. Hay muchos rubros que todavía siguen sin posibilidad de repuntar», comparte Mariano Marcurti, ejecutivo de HSBC.
En una entidad de capitales nacionales pintan un cuatro parecido: «Respecto del parate de abril hubo un repunte pero seguimos abajo de marzo un 10%. Ayudó la apertura de ciertos rubros, sobre todo en el interior».
Y con la incorporación de los créditos en tarjeta a «tasas cero», monotributistas y autónomos que ya vieron acreditado el primer desembolso del crédito en el plástico, en el sistema ya se está planeando cómo contener un aumento de la morosidad. «Se refinanciaron, están en rubros que no arrancaron, es la tormenta perfecta», reconoce un banquero por lo bajo.
Según datos el Central, se otorgaron 286.051 préstamos (unos 16.000 créditos por día) por un monto total de $ 35.869 millones. Pero debido a que esta línea prevé que la acreditación de los fondos se haga en tres meses, recién se desembolsaron $ 11.620 millones. Además, se emitieron 79.845 nuevas tarjetas para los clientes que no tenían un plástico con la entidad en la que hicieron la solicitud.
En HSBC detallan cómo viene este proceso: «Ya sumamos clientes a los que se les acreditó el primer desembolso. Son tres iguales y consecutivos. El plazo se extendió a fines de junio pero el otorgamiento diario viene declinando porque no se amplió el universo de quienes pueden calificar así que no veo un crecimiento mucho mayor. En el caso del 18 % de los préstamos que dimos no tenían tarjeta, básicamente porque no eran clientes, así que emitimos plásticos».
En otro banco, los números son similares: «En el 15% de los préstamos a tasa cero que dimos hubo que emitir tarjeta ya sea porque no la tenían o no eran clientes».
En mayo se dio otra particularidad, comentan en el HSBC. «El 90% pagó todo el resumen. Esto es porque alrededor del 30%, que son los que suelen hacer revolving, adhirieron al plan de nueve cuotas. Entonces ese saldo no lo ves. Recién aparece la primera cuota, después de los tres meses de gracia, en agosto».
«Vamos a salir con una campaña para recordar que tanto en el plan de 9 cuotas para refinanciar saldos como en los créditos a tasa cero los pagos van a estar incluidos en el pago mínimo, o sea que van a tener que pagarse cada mes», anticipan en el HSBC.
En su caso, especifican, el pago mínimo está entre el 5-7% del total de consumo y el saldo de deuda, más los intereses, impuestos y comisiones. Pero hay entidades en las que llega al 10-12 %.
Todo el sistema está trabajando en lo mismo. «Ya desde principios de año pusimos el foco en morosidad pero ahora se intensificó. Gestionamos la cartera preventivamente con mensajes de texto o llamados para recordar vencimientos y lo hacemos de forma segmentada. Por ahora no vemos un deterioro en la incobrabilidad pero sí lo prevemos», explican en un banco.
Hoy se volvió más difícil comparar la evolución de la cartera irregular con la situación pre-cuarentena porque a comienzos del aislamiento obligatorio el Banco Central estableció criterios más laxos para la clasificación. «Por eso cae a 5,3 % en marzo desde 6,2 % en febrero. Si no, no tendría sentido. Estamos hablando de la cartera total de crédito privado, que presentaba niveles de morosidad del 1,8 % en 2018, por ejemplo, y llegó al 50 % en 2002», comenta un banquero.
Dentro de lo que se consideran líneas de crédito para el consumo, los préstamos personales tampoco escaparon a esta dinámica: se habían contraído $ 2.830 millones en abril y se redujeron en otros $ 5.100 millones en mayo. Así, hoy suman un stock de $ 400.300 millones (resultado de los otorgamientos y las cancelaciones).
El cuadro contrasta con la nueva pujanza de las líneas comerciales, gracias a la asistencia estatal a las empresas. En efecto, registraron una expansión de 14 % mensual y fueron las únicas que aportaron positivamente al crecimiento de los préstamos en mayo. En relación al año pasado, aumentaron 111%, es decir, más del doble.