El kirchnerismo convocó a un pacto con Massa y los gobernadores del peronismo federal

Cuando los más puntuales ficharon para el Congreso del PJ en el microestadio de Ferro, el dólar costaba 41.60. Al rato, mientras ardían los discursos, trepó a 43.70.

Si el dólar es la fiebre de una economía enferma, la crisis opera como el insumo de la unidad peronista contra Mauricio Macri. José Luis Gioja dixit: “Todo lo que no está teñido de amarillo”.

La costura, que avanzó en varias provincias, sumó una puntada sorpresiva: Eduardo “Wado” De Pedro, diputado y camporista, invitó a Sergio Massa a sentarse a negociar un acuerdo de unidad.

Primero fue un tuit: invocó a Massa y a los gobernadores del PJ, y tiró la oferta de una PASO para definir roles. Es un giro: hasta acá, Cristina Kirchner rehuye las primarias y dice que las internas son tóxicas.

Pero De Pedro, como delegado K -no fue Máximo Kirchner; Cristina no mandó mensaje- invitó a los “federales”. “Para ganar se necesita consenso pero para gobernar, con el desastre que deja Macri, va a ser todavía más necesario”.

– ¿Hay charlas o es una invitación abierta? 

– En los últimos meses hubo charlas con los gobernadores y los cierres en las provincias fueron por consenso. Es un buen antecedente y marca el camino de lo que se debería hacer.

– Sorprende lo de la PASO. La regla parecía listas de consenso pero ofrecen una primaria.

– Es poner en valor una herramienta formal que puede ser útil si no se llega a un consenso político.

– ¿La prioridad es el consenso?

– La prioridad es la unidad y la ley ofrece la posibilidad de dirimir candidaturas con las PASO.

Luego, Gioja y Alberto Fernández, el “canciller” que puso Cristina para negociar con los gobernadores, repitieron el libreto: convite a Massa y a los “federales” del PJ, unidad, PASO y Macri como límite.

Hay, planos diferentes. Massa aparece como prioridad por el armado bonaerense y porque, dicen en el Instituto Patria, “que tiene votos”.

Urtubey, muy crítico, aparece como irreversible y con Schiaretti hay tironeos por las elección cordobesa del 12 de mayo. Los peronismos cordobés y salteño faltaron al Congreso de Ferro que sesionó, según el parte oficial, con 647 delegados.

Hubo salvedades: solitario, se apersonó Pedro Sandez por Salta y dos cordobeses, los legisladores Martín Fresneda y Gabriela Estevez, que son peronistas pero no congresales.

El llamado a la unidad se completó con otros dos pasos: autorizó a Gioja y a Gildo Insfrán, que preside el Congreso, a formar un frente electoral y cursó una amnistía para los que fueron a elecciones por fuera del PJ. Ejemplo: Massa.

La ristra de gobernadores fue breve: Insfrán y Alberto Rodríguez Saá, con butaca en la CAP que no se sentó en la cabecera. Quizá para, como ocurrió, escabullirse antes.

El grueso de los jefes provinciales envió delegados. El chaqueño Domingo Peppo, Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Sergio Uñac (San Juan), mandaron a sus vices.

“Todos están abocados a sus provincias. ¿A quién le sirve aparecer acá?”, los defendió un jefe territorial. El conteo, fino, fue escueto: un puñado de alcaldes bonaerenses, encabezados por Fernando Gray y Verónica Magario, el rionegrino Martín Soria. Hugo Moyano y, juntos, los pre-presidenciales Agustín Rossi, Felipe Solá y Daniel Scioli.

“No creamos que por el desastre de Macri, ganamos por defecto” alertó el santafesino. “No es vamos a volver, hablemos de la Argentina del futuro”, aportó Solá. Una congresal pidió que se reconozca a Cristina como “la conductora estratégica”. En las gradas, se vendían pañuelos de Cristina 2019.

El cierre fue para alertar por los cambios que el gobierno impulsa en materia electoral: que 360 mil argentinos que viven en el exterior voten por correo, y que presos y fuerzas de Seguridad lo hagan antes del domingo electoral.

Y, otro alerta por los certificados de escrutinio que, dicen en el PJ, el gobierno quiere eliminar. “Planean, como en los ’30, otro fraude patriótico”, dijo Insfrán:

El dolar, a esa hora, amenaza con seguir la trepada hasta alcanzar el número mágico que permite gambetear un batolaje: 45.