Gustavo Alfaro eligió a Carlos Tevez como el líder futbolístico del nuevo Boca. Pero más allá de las declaraciones del entrenador, en la cancha el abanderado es Mauro Zárate. Ya lo había comenzado a demostrar en Rosario y terminó de confirmarlo en San Juan, donde fue una de las claves del triunfo de un equipo en reconstrucción.
Cristian Pavón sufrió el síndrome post Mundial y el segundo semestre del año pasado Boca lo sintió. Pero el 7 bravo se está reencontrando con su mejor nivel en el inicio del año. Contra Newell’s exhibió varias de esas cualidades que llevaron su cláusula a 50 millones de dólares y ante San Martín ratificó que su levantada va en serio.
Ellos dos explican la goleada por 4 a 0. Y eso que el ex Vélez comenzó mal el partido a los 7 minutos Emanuel Reynoso lo dejó solo frente al arquero pero definió muy mal. Le llevó tiempo acomodarse al partido, posiblemente porque le costó sacarse de la cabeza esa jugada que no acostumbra a fallar. Pero cuando apareció, demostró que no le será sencillo a Tevez y a cualquiera sacarle su lugar entre los titulares.
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Fue el momento de Boca en el partido, que aprovechó el desconcierto de San Martín y en los minutos siguientes creó varias situaciones, siempre con el mismo protagonista. Zárate de zurda exigió a Ardente; Zárate de tiro libre, pero la pelota se fue cerca del travesaño; Zárate desde el borde del área tras recibir de Ábila, se acomodó y mandó la pelota al ángulo.
Los festejos de los goles también fueron señales de paz interna que busca el plantel. Pavón eligió ir a festejar y dedicarle su tanto a Tevez, que estaba sentado en el banco de suplentes. Y Ábila, el gran amigo del Apache, fue el primero en ir a abrazar efusivamente a Zárate tras su golazo.
El segundo tiempo comenzó con la misma tónica con la que había terminado el primero. Pero el que hizo diferencias fue Pavón. El cordobés encaró por la izquierda, se sacó rivales de encima como tenía acostumbrado a los hinchas de Boca y lanzó un preciso centro para que Ábila sólo tuviera que empujar la pelota debajo del arco.
Iban 5 minutos del complemento y el partido ya estaba definido. Porque este San Martín que lucha por evitar el descenso se quedó sin argumentos para intentar la hazaña. Claro que la historia pudo ser muy distinta si Claudio Mosca aprovechaba el mano a mano que tuvo con Esteban Andrada segundos antes de que Pavón abriera el marcador y rompiera el partido.
Fue el tiempo de los cambios para Alfaro. Para que debutara Kevin Mac Allister y para que Tevez ingresara por Zárate. En su primera aparición, lanzó un corner que terminó en el gol de Emanuel Mas, que terminó perdiendo perdón por marcarle al club que lo vio nacer.
Sin brillar pero estableciendo claras diferencias con su rival, Boca comienza a mostrar algunas características made in Alfaro. Por ejemplo, la solidez defensiva y el tándem Marcone-Campuzano en el medio son señales positivas para un equipo que necesita recuperar confianza después del golpe que le dio River en Madrid.
Así Boca se fue de San Juan con una sonrisa y con algunas certezas importantes. Como que Zárate hoy está, futbolísticamente, un escalón (o más) por encima de Tevez, que Pavón está volviendo a ser ese jugador intratable y que Ábila seguirá luchando con Darío Benedetto por ese único lugar como centrodelantero. No es poco para empezar a pensar en un futuro mejor.