Yo canto para alcanzarte atravesando todo el azul”, comenzó a cantar David Lebón los primeros versos de la canción A cada hombre, a cada mujer, y daba inicio a uno de los momentos de mayor emoción de la presentación de Pedro Aznar en el Teatro Colón, en el primer turno de la segunda jornada del Ciclo Únicos, el miércoles 13 de febrero. Allí estaban, juntos, una vez más, el guitarrista, Charly García y el anfitrión. Allí estaba, una vez más, cuatro décadas después, Serú Girán.
La sorpresa, que coronó el cierre de la gira Resonancia, con la que Aznar repasó, durante los últimos tiempos, los 35 años de su carrera solista, fue tomando forma de a poco. El músico acababa de cantar La Paz, tema que forma parte de su álbum Aznar canta Brasil cuando, tras recordar que “de chico” escuchaba el primer álbum solista de David Lebón, invitó al legendario guitarrista y cantante para recrear su clásico Dos edificios dorados, publicado en aquel álbum de 1973. El tema también fue parte del repertorio que del álbumAznar/Lebón, que cristalizó la sociedad artística que ambos establecieron poco más de una década atrás.
Luego llegó el turno de Charly García. El encuentro fue prologado, nuevamente, por los recuerdos de Pedro, quien contó que con sus amigos del barrio solía sacar en la guitarra los temas de Sui Generis. Enseguida llegó la presentación de su ex compañero de ruta en Serú y en los proyectos Tango y Tango 4, y ya con Charly acomodado alpiano, abordaron una versión ‘desnuda’ de las siempre vigentes Confesiones de Invierno.
Una vez más, la emoción impregnaba cada rincón del Colón. Pero había más. Era tiempo de hacer historia, y el regreso de Lebón al escenario de la emblemática sala, puso frente a un público que saludó de pié el reencuentro, a una de las formaciones musicalmente más trascendentes y popularmente más exitosas de nuestro rock.
Como en River en 1992, aún con Moro en sus filas, como en el ND Ateneo en 2007, en el Luna Park en 2010 y en el Cosquín Rock de 2013, allí estaba, una vez más, Serú Girán, entregando una versión de A cada hombre, a cada mujer, uno de los temas que el bajista aportó al disco Serú 92.
“Yo canto para escucharte porque tu voz es la melodía. Canto para nombrarte en incontables nombres y rostros y señales, la gota de agua, el pan, los trigales, reflejando cada espiga…”: la letra de esta tonada que no suele faltar en los recitales de Aznar puso de manifiesto una de las grandes cualidades de la histórica banda, que son los arreglos vocales. Y la postal de los tres en el Colón emocionó hasta al más duro
Hubo bromas, hubo un Lebón que “masajeó” los hombros de García; hubo un Aznar que le preguntó al guitarrista si no quería “armar una banda”; y hubo una vez más esa magia que hace poco más de 40 años comenzaba a envolver esa unión artística y personal que tanto le dieron a la música popular argentina.
“¡Gracias!”, fue la palabra que más se escuchó por parte del público tras la merecida ovación. Todavía faltaba más. Aún quedaban por sonar casi una decena de canciones que forman parte de la Resonancia de Pedro Aznar. Pero nada que pudiera desalojar de las retinas y de los oídos de la gente que colmó el teatro ese momento único que guardarán para siempre.
Si hasta Gustavo Santaolalla, en su propio show, que sucedió al de Aznar, acusó el impacto de este “regreso” de los llamados Beatles argentinos, y apenas salió a escena disparó: “¿Qué tal estuvo la banda anterior?” La respuesta, aún flotaba en el aire.