Son varios los turistas que van a la playa Itapuá de Salvador de Bahía, en Brasil, a ver la puesta del sol. Las arenas no son tan magnificas allí como otras más alejadas de esa zona, pero la combinación del faro y el atardecer resulta sumamente atractiva. En ese lugar estaban Luis Daniel Barizone, su mujer Emilia y su hija Daniela, de 25 años, cuando la tragedia atravesó a esta familia cordobesa: dos ladrones asesinaron de una puñalada al hombre de 65 años durante un robo.
“Lo mataron salvajemente”, contó Emilia Cano, la esposa de Barizone. La mujer fue testigo directa de cómo le clavaban un puñal por la espalda a su marido para robarles los teléfonos celulares y 200 reales. Su hija también vio todo.
Barizone, que tenía como hobby correr y poseía un complejo deportivo de la Ciudad de Córdoba, se desangró en la playa esperando la asistencia médica.
No es frecuente este nivel de violencia. Suele haber arrebatos, robos con amenazas y hasta golpes, pero no es común esto, y menos en una zona turística como esa”, dijo el cónsul argentino en Brasil, Pablo Virasoro.
El crimen ocurrió cerca de las 18 de este martes, en la zona del faro de la playa de Itapuá, adonde las autoridades recomiendan no pasear por la noche porque es considerado un lugar peligroso.
Justamente, el mismo 19 de febrero que mataron a Barizone otro turista argentino regresó a Buenos Aires tras permanecer cuatro días internado luego de que lo apuñalaran, también por la espalda, durante un intento de robo en la playa Stella Maris de Salvador de Bahía, ubicada a tan sólo 10 minutos de donde asesinaron al jubilado cordobés.
La familia Barizone tenía pensado quedarse en Brasil hasta el 24 de febrero. Ahora se cree que Emilia y su hija regresarán a Córdoba lo más pronto posible y luego esperarán a que la Justicia brasileña libere el cadáver del hombre. Los trámites para la repatriación del cuerpo los hará el Consulado Argentino en Salvador de Bahía.
Mientras, este miércoles Emilia enfrentó la dolorosa tarea de tener que reconocer el cuerpo de su esposo en la morgue brasileña. La acompañaban su hija y el cónsul adjunto argentino Santiago Trasmonte, pero los recuerdos de los sucedido el día anterior serán muy difíciles de borrar de su memoria y su corazón.
Ese martes fatal la familia estuvo en la playa del faro unos diez minutos. “Es un poco solitario el lugar pero había algunas personas”, recordó Emilia. Estuvieron el tiempo suficiente para hacer una foto. Luego, Barizone les pidió a su mujer y a su hija irse de allí porque se estaba poniendo oscuro, y se adelantó. Ahí fue que lo atacaron.
“Mi marido grita: ‘Socorro, auxilio, ayuda‘. Me doy vuelta para ayudarlo y veo que salen corriendo dos negros, mulatos, y de pronto veo que uno se vuelve y me quiere sacar la riñonera, me rompe la remera”, continuó con su relato Emilia.
Al ver esto, su marido corrió a ayudarla y forcejeó con el ladrón. Mientras el delincuente le clavabauna faca en la espalda y todo era visto por la hija de Barizone, Emilia revoleó la riñonera. “Empezó a decir: ‘Me muero, me muero‘. Pedía socorro, porque no sabía qué hacer”, siguió.
La mujer tomó una remera para frenarle la hemorragia, al tiempo que pedía que alguien llamara a una ambulancia. Hubo gente que se acercó a socorrerlos. Su marido, mientras tanto, seguía tendido en el suelo, desangrándose. Y allí murió. “El cuerpo quedó en la playa”, fue la parte más dura de los dichos de Emilia.
La mujer no pudo medir el tiempo que tardaron los médicos en llegar al lugar: “Se demoraron, pero vinieron con un equipo muy rudimentario. Intentaron reanimarlo pero me di cuenta de que ya no había nada que hacer”. Y luego pidió a las autoridades brasileñas: “Hace falta más seguridad porque ahí estabámos solos. Ellos saben que el turismo va allí”.
En tanto, la hija del matrimonio, Daniela, despidió a su papá en Facebook con un mensaje al que acompañaba un corazón: “Disfrutó la vida, solo eso”.
Y en el perfil de Facebook de Barizone queda bien en claro cómo este hombre disfrutaba, sobre todo, de correr. Junto al posteo del anuncio de una maratón que se hizo a fines de septiembre pasado, escribió: “¡Ahí estaré! Así salga último! Ja, ja, ¿no dicen que lo importante es el camino?”.
Las fotos con Barizone subido al podio en distintas maratones se suceden en su red social. También las de la playa, junto a su mujer e hija. Sólo falta la última que se tomó, la que les robaron los delincuentes, esa fatídica imagen con el fondo de la puesta del sol y el faro de la playa Itapuá minutos antes de que lo asesinaran.