Con dos días de diferencia Ricardo Jaime y Lázaro Báez en abril de 2016 fueron los primeros “presos K” que ingresaron, por causas de corrupción, al Penal de Ezeiza. El listado de ex funcionarios kirchneristas, empresarios, dirigentes gremiales, no tardó en incrementarse. Más de una veintena son los detenidos en causas por corrupción mayoritariamente, con embargos millonarios. Algunos de ellos ya enfrentan juicios orales.
Este viernes, además, se cumple una fecha redonda. Los tres años de prisión de Lázaro Báez, un emblema del kirchnerismo que quedó preso en el marco de la causa de la Ruta del Dinero K. Pero no es el único detenido que estuvo ligado directamente al kirchnerismo.
Inaugurado en 1999, el Complejo Penitenciario Federal I, más conocido como el “Penal de Ezeiza”, cobró mayor notoriedad desde hace unos meses por alojar a ex funcionarios públicos de alto rango, otros acusados de delitos vinculados a la corrupción del Estado y a jefes narcos.
Pero al igual que en el Penal de Marcos Paz, todos los detenidos tienen una rutina que arranca temprano a la mañana, reciben la visita de familiares (divididos en días destinados sólo para mujeres y otros para hombres) y abogados, algunos hacen ejercicio y deben regresar a sus celdas antes de la medianoche.
Todos los detenidos por corrupción vinculados al kirchnerismo, se encuentran dentro del programa que depende de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal conocido como el Sistema de Intervención para la Reducción de Indices de Corruptibilidad (IRIC), que cuenta con cuatro pabellones identificados con letras.
Con 15 celdas individuales en cada uno, los internos tienen su cama, una bacha e inodoro, y una repisa para ubicar libros o papeles. Hay un espacio de uso común, donde está la televisión y sirven el almuerzo.
El módulo 6 de Ezeiza está destinado a los detenidos bajo el Sistema de Intervenciónpara la Prevención de Indices de Corruptibilidad (IRIC).Además de ex funcionarios detenidos por corrupción hay narcotraficantes.
Los ex funcionarios públicos presos no llevan uniforme. Tienen su propia ropa aunque la única condición es que no debe ser de color negro o azul oscuro por cuestiones de seguridad, ni “gris acero” para no confundirse con los agentes del SPF. Permiten que lleven cordones o cinturones porque están monitoreados con cámaras de seguridad las 24 horas.
El horario de actividades es el mismo que para el resto de los módulos. A las 07.30, el personal del Servicio Penitenciario Federal (SPF) efectúa la apertura matutina de las celdas. “Constatan el estado del interno, la situación física, que no esté golpeado o descompuesto”, explica un miembro del SPF con más de una década de servicio, que pidió reserva de su identidad.
Un par de horas después de la apertura de las celdas arrancan los horarios de visita, que están divididos por género. De 10 a 12 es el turno para los hombres, mientras que de 15 a 17 es para las visitas femeninas.