El Banco Central está cerrando todos los grifos por los que se cuela la adquisición de dólares. En los últimos días puso la mira en los “coleros digitales”, que (organizados o no) adquieren los US$ 200 mensuales permitidos pero los transfieren a otras personas, que terminan recibiendo una lluvia de US$ 200 desde cuentas con las que antes no tenían relación.
Para cortar con este mecanismo, la entidad sacó el jueves un comunicado en el que le advierte a los bancos que a partir de la segunda transferencia en dólares que reciba una cuenta durante un mes calendario, las entidades “deberán diferir la acreditación hasta eliminar cualquier sospecha de incumplimiento normativo en lo que refiere a la compra de moneda extranjera por parte de personas humanas”. El diferimiento no podrá exceder las 13 horas del día hábil siguiente.
De todos modos, el banco -dice la norma- podrá exceptuar aquellas cuentas que por su propia actividad puedan justificar la recurrencia de esta operatoria.
En el mismo comunicado, el Banco Central también hizo una lista de las cuentas sobre las cuales las entidades financieras tienen que poner especial atención antes de acreditar la transferencia de dólares:
* Cuentas de destino que no hayan sido previamente agendadas por quien hace la transferencia.
* Cuentas de destino que no registren una antigüedad mayor a 180 días desde su apertura.
* Cuentas que no hayan registrado depósitos o extracciones en los 180 días anteriores a la fecha en que sea ordenada la transferencia inmediata.
Cepo al cepo
La compra de los US$ 200 por parte de los ahorristas está incrementándose mes a mes. En junio, los argentinos adquirieron US$ 653 millones, tanto por gastos con tarjeta como para ahorro, una cifra 20% superior a la de mayo.
Y los bancos empezaron a notar que crecían las transferencias de US$ 200. “No estamos hablando de dos transferencias de familiares en un mes. Hablamos de una cueva que recibe, por ejemplo, veinte transferencias, de veinte personas distintas”.