Fue un goteo lento pero insistente: medio punto un día, medio punto otro día, algún retroceso y el alza otra vez. Las cifras oficiales muestran que cada día son más las mujeres contagiadas de coronavirus en la Argentina. Ese cambio llegó al punto de que la relación de 70% de infectados varones y 30% de mujeres que se veía en marzo, se transformara, hace un par de días, en un empatado 50%-50%. ¿A qué responde ese cambio?
Desde el Ministerio de Salud de la Nación respondieron la consulta en forma escrita: “Al principio ‘el patrón’ de contagios estaba dado por las personas que habían viajado y la mayoría eran varones (por eso la proporción era 70/30). Luego, ese patrón fue cambiando desde que se inició el aislamiento y hoy en día está dado por las ‘personas exceptuadas’ de la cuarentena. Eso fue generando que la proporción entre mujeres y varones se fuera equiparando”.
¿Es así? ¿Más hombres que mujeres viajan al exterior? El sentido común indicaría que sí: por negocios o por placer, la desigualdad de género también debería estar presente en los viajes… Pero el Ministerio de Turismo de la Nación desmintió esa realidad.
Según datos recogidos en 2019, la distribución de mujeres y hombres que salieron del país fue pareja. El observatorio de la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (Faevyt), en base a datos de 2018, confirmó el mismo panorama. Hombres y mujeres salen del país en igual medida.
Lo lógico entonces era preguntarle a los expertos en Salud por qué se dio este cambio porcentual. Sin embargo, varios médicos se excusaron de poder dar precisiones sobre el fenómeno.
Hay que decir que todos (Cristina Freuler, jefa de Infectología del Hospital Alemán; Eleonora Cunto, jefa de Terapia Intensiva del Hospital Muñiz; Ricardo Teijeiro, médico infectólogo del Hospital Pirovano; Eduardo López, infectólogo del grupo de asesores del Ministerio de Salud de la Nación) aseguraron que “el coronavirus no afecta más un grupo que al otro.
Según puntualizó Florencia Cahn, presidenta da la Sociedad Argentina de Vacunología (SAVE), “se contagian mujeres y hombres por igual”, más allá de que la mortalidad, como ya se sabe, sea más alta entre los hombres (el 70% de los fallecidos por COVID-19 son varones).
¿Entonces?
En el tintero quedaba analizar el tema de los grupos “exceptuados” del aislamiento. Es decir, las personas que por el tipo de trabajo que realizan están más expuestas al coronavirus, como podrían ser las que se encargan de la limpieza de espacios públicos y privados “abiertos”, las que cuidan a adultos mayores y las que se desempeñan en el amplio mundo de la Salud, que según las Naciones Unidas son el 6% de los empleados del país, y el 20,3% de los profesionales. De ese grupo de trabajadores de la Salud, casi el 70% son mujeres.
Carolina Villanueva es codirectora de Grow, una consultora enfocada en Género y Trabajo. Si bien por un lado opinó que “tiene sentido explorar la teoría de que los varones viajan más y por eso quizás se hayan contagiado más en un principio”, también recordó que “el Ministerio de Salud informó que el 14% de los infectados en Argentina son trabajadores de la Salud, y la estadística que manejamos es que en Argentina, según la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2019 del INDEC, el 69% de los trabajadores del la Salud está integrado por mujeres. O sea que tiene sentido pensar que están en la primera fila”.
“Esto sin contar que cubren en un altísimo porcentaje los puestos de enfermería y de cuidados paliativos, y las áreas de cuidado en general. O sea que esta hipótesis también se puede sostener”, agregó.
El informe de 2018 “Género en el sector de la Salud: feminización y brechas laborales”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) arroja conceptos bien conocidos en materia de desigualdad de género. Dice que mientras la tasa de matriculación y finalización de estudios relacionados a las áreas de Salud es mayor en las mujeres, los cargos de jerarquía están mayormente en manos de hombres y “una proporción importante de las trabajadoras continúa desempeñándose en trabajos más precarios, inestables, con menor cobertura formal y menores salarios que los de sus pares varones. Estas desigualdades implican no solo una inserción laboral diferente, sino también una participación ocupacional segregada verticalmente”. Y ahora se suma la exposición al coronavirus.
Villanueva enlazó esos conceptos con el problema del contagio en los medios de transporte público, uno de los temas que más preocupa a quienes evalúan cómo aflojar el torniquete de la cuarentena.
“De las industrias esenciales, algunas como la Energía están más masculinizadas. Pero la Salud está mas feminizada. Entonces habría que explorar quiénes están usando más el transporte público para cumplir con ese trabajo esencial. Estamos haciendo una investigación sobre esto junto con el Banco Interamericano de Desarrollo, pero todavía está en una fase inicial, para ver quiénes no están teniendo acceso a un transporte privado” en el contexto de la pandemia por COVID-19, apuntó.
La cuestión es que “tomando en cuenta las tareas de servicio doméstico y de salud, es evidente que las mujeres están más en riesgo”, opinó Villanueva, y concluyó: “Las mujeres estamos más presentes en las tareas de cuidado. Somos quienes estamos gestionando el cuidado de nuestras familias y de los adultos adentro y afuera del hogar, y haciendo las compras. Esto nos expone a una situación de mayor riesgo y quizás las estadísticas se están nivelando por esto”.