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¡Ganó el fútbol!

Central y River dieron un espectáculo de fútbol. Sí, de fútbol. Presión, intensidad, pases bien planeados, quites deliciosos, ataques profundos, atajadones, tiros en los palos… ¡Hasta un golazo, el de Juan Fernando Quintero! El 1-1 no se festejó, pero el show mereció ovación indiscutida.

Quintero cambió la ecuación del primer tiempo. Su zurda apareció en forma oportuna para descontracturar a River. El golazo que convirtió a la salida de un córner, despistando con una mirada a Ledesma para luego clavarla en el ángulo, reacomodó al equipo de Gallardo. Porque hasta ese minuto, era Central el que presionaba. Era Central el que estaba más metido, aprovechando los poros de la línea de cinco que eligió Napoleón para jugar en Rosario. Rinaudo se acomodaba de tapón, Ortigoza y Gil recibían y/o bloqueaban los movimientos de Quintero y, así, obligaban a River a un modo unplugged. Desconectado. Sin continuidad…

Fue Quintero el que cambió el partido en el primer tiempoporque, además del bombazo, se involucró con su dorsal y se animó a conducir. Siendo GPS, moviéndose a la derecha para esquivar la marca de Rinaudo y logrando conectarse con paredes frontales con Nacho Fernández, Juanfer -que pudo hacer doblete de tiro libre, la bloqueó Ledesma- encontró los huecos de Central y le complicó el trámite parcialmente a Bauza.

Porque Pratto se acomodó de pivot (gran pase a la derecha para habilitar a Montiel; casi convierte un golazo con rosca pero su tiro dio en el travesaño). Porque el propio JFQ pudo haber metido el segundo de tiro libre. Borré abusó de la clemencia y -sin confianza, quizás- falló un gol increíble que mantuvo con vida a Central…

Y Central aprovechó. Porque antes del minuto, Allione remató débil, la pelota hizo sapito y se le escurrió a Armani. Gallardo, entonces, modificó el plan: afuera Borré y Montiel, adentro De la Cruz y Suárez. Y Matías tuvo una apenas ingresó, aunque su remate fue bien contenido por Ledesma.

El local apretó. Porque Molina Lucero se proyectó más y Camacho se soltó. Ortigoza filtró pases que complicaron a una defensa visitante que tuvo a Rojas como punto alto y a Martínez Quarta con algunas desinteligencias. Sin embargo, no aprovechó. Porque Riaño quedó mano a mano con Armani y el arquero de River se quedó con la pelota.

Los últimos minutos fueron intensos. De suspenso. De Hitchcock. Suárez se perdió un mano a mano increíble que dio en el palo izquierdo. Ferreira le rompió el pecho a Ledesma. Una desinteligencia defensiva de River provocó una tapada de Armani post tiro en el travesaño… Pero no hubo más: fue 1-1. Fue empate. ¡Pero ganó el fútbol!

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