Quién le puede quitar la ilusión a los hinchas de Defensa y Justicia. Quién podría despertarlo de su sueño si faltan seis fechas y se despertará el domingo en lo más alto de la Superliga. Si gana cuando juega bien, pero también suma de a tres cuando el partido no se da como pretende. Así le pasó en La Plata ante Gimnasia y superó la prueba.
Ahora es Racing el que lo persigue. Ahora es Defensa el que se sienta a mirar el televisor el lunes con la intención de que Godoy Cruz le de un empujón más hacia la gloria.
Hizo su parte el equipo de Sebastián Beccacece, le ganó 1-0 a Gimnasia, defendió la ventaja y llegó a 45 puntos. Una campaña fenomenal, más allá de lo que ocurra en la recta final.
La sorpresa se fue convirtiendo en realidad a fuerza de triunfos. De los holgados, de los agónicos, de los merecidos y de los sufridos. Pero siguió sumando. Y los que lo empezaban a mirar de reojo le tuvieron que prestar más atención. Defensa y Justicia llegó al Bosque platense a poner en juego su invicto. Llegó como líder junto a Racing, y debía rendir un examen inédito para su historia. Ya no era sumar para alcanzar sino que el premio era aún mayor: sumar para quedar solo en la punta.
No fue un partido cómodo para Defensa y Justicia. Se encontró a un rival limitado pero resistente, que no bajó los brazos ante el increíble gol en contra de Manuel Guanini en una jugada que parecía no llevar peligro tras un centro al medio de Domingo Blanco.
La ventaja no cambió el escenario. Porque los de Beccacece no podían imponer sus formas y se jugaba más a lo que quería Gimnasia.
Sin claridad y con poca creatividad en ataque el Lobo apostaba a los envíos largos para el venezolano Hurtado y especialmente a la pelota parada, desde la potencia del pie derecho del paraguayo Víctor Ayala.
Cada infracción cometida por la visita en su campo era un envío aéreo al área. Y así lo fue acorralando Gimnasia en el primer tiempo, cuando el empate hubiera sido lo más justo.
Pero el dominio local se fue diluyendo con el correr de los minutos. El segundo tiempo fue muy pobre, cargado de errores, fallas en pases simples y muy poca claridad.
La diferencia estuvo en el físico: Gimnasia dio todo en el primer tiempo y se fundió; Defensa, acostumbrado a partidos de largo aliento terminó más suelto y pudo haber liquidado las acciones, primero con un cabezazo mordido de Nicolás Fernández y ya sobre el final con una media vuelta de Ciro Rius que generó una atajada fenomenal de Alexis Martín Arias, a puro reflejo.
Pero otra vez ganó Defensa. Se abrazó a otra victoria y le pone un nuevo eslabón a su cadena. Y sigue soñando. La próxima semana recibirá a Boca, nada menos. Con la intención de seguir escribiendo las páginas más gloriosas de la historia del club.